Por cambio climático se entiende un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables.
De acuerdo a los científicos que han analizado este fenómeno, cada vez tendremos climas más extremosos y fenómenos climáticos más intensos. En general, los veranos serán más cálidos y los patrones de las lluvias se modificarán, dando lugar a lluvias más intensas en algunas partes y lluvias menos frecuentes en otras, aumentando así las sequías.
Los estudiosos del fenómeno han concluido que el cambio climático es producto, principalmente, de la actividad humana. El uso intensivo de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gasolinas, diesel, gas natural y los combustibles derivados del petróleo) y la quema y pérdida de bosques son dos de las principales fuentes de este problema.
Si bien el cambio climático siempre ha existido, por causas geológicas, hoy se le atribuye al aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, producto de las actividades humanas, es decir, sus causas son antropogénicas.
Las tendencias actuales de calentamiento son bastante significativas porque, lo más seguro, es que son inducidos por el ser humano y sus actividades y, más preocupante, está sucediendo a un ritmo que no tiene precedentes en los últimos 1,300 años.
Satélites en órbita y avances tecnológicos de simulación, de modelos y otros avances han permitido a los científicos ver mejor el problema y obtener una idea más amplia de la situación y el proceso, utilizando ya datos de tipo global, para obtener una visión global del cambio climático.
Hay ciertas evidencias y hechos que no pueden negarse ni disputarse en torno al calentamiento global del planeta:
La evidencia de que estamos viviendo un cambio climático rápido incluye:
La vulnerabilidad es el grado de susceptibilidad o de incapacidad de un sistema para afrontar los efectos adversos ante el cambio climático, y en particular la variabilidad del clima y los fenómenos extremos. La vulnerabilidad dependerá del carácter, magnitud y rapidez del cambio climático a que esté expuesto un sistema, así como de su sensibilidad y capacidad adaptativa.
Esta es la magnitud en que un evento paulatino o extremo puede dañar o daña y perturba a un sistema natural en torno a una sociedad o un sistema social.
Depende además de la sensibilidad del sistema, así como de la capacidad para adaptarse a las nuevas condiciones de cambio climático.
La vulnerabilidad se refiere a las condiciones generales en que vive una población humana que limitan su capacidad de resistir o responder a un evento extremo o paulatino.
La vulnerabilidad es un término antropocéntrico. Depende del nivel en que puede o no puede enfrentarse o defenderse la población afectada por una contingencia o bien la infraestructura en la que habita.
Atlas de vulnerabilidad hídrica en México ante el cambio climático
Elaborado por el IMTA, muestra información accesible que nos permita conocer los escenarios actuales y futuros en las diversas regiones del país e identificar las acciones que posibiliten una mejor adaptación a las nuevas condiciones asociadas al cambio climático con respecto a la gestión del agua.
Se puede consultar en:
Los dos objetivos centrales de la estrategia para disminuir los efectos negativos de los gases de “efecto invernadero” son la mitigación y la adaptación, de acuerdo con las definiciones internacionales de Naciones Unidas.
Con la mitigación se persigue reducir la emisión de los combustibles fósiles: los hidrocarburos (petróleo y gas natural) y carbón, mientras que la política de adaptación implica absorber las pérdidas esperables en el sector primario y en los ingresos públicos y anticipar los gastos que deberá efectuar el sector público para enfrentar las consecuencias negativas y posiblemente concurrentes del cambio climático: sequías, inundaciones, epidemias, olas de calor, pérdidas de infraestructura y otras consecuencias directas. La adaptación no tendrá efectos directos en los ecosistemas naturales.
El propio Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), reconoce:
"Hay un alto grado de confianza en que ni la adaptación ni la mitigación por sí solas pueden evitar todos los impactos del cambio climático. La
adaptación es necesaria, tanto a corto como a largo plazo, para hacer frente a los impactos que ocasionaría el calentamiento, incluso para los escenarios de estabilización más modestos
examinados. Hay obstáculos, límites y costos cuyo conocimiento es incompleto. La adaptación y la mitigación pueden complementarse entre sí y, conjuntamente, pueden reducir considerablemente los
riesgos de cambio climático." (IPCC, 2007: 5.3).